Meditación Facilitada por Temple
Inanna – Escuela Cosmosóphica
Aula Alpha
Meditación
de Luna Llena
LA LUNA ROSA
Introducción
Bienvenidos
a este nuevo encuentro, una reunión para fortalecer los lazos con Gaia y fluir
en las energías planetarias, esta vez en esta preciosa Luna Llena que transita
el signo de Libra, mientras el astro Sol se encuentra en el signo de Aries. Una
Luna muy especial, que tradicionalmente se la conoce como Luna Rosa, por ser la
primera Luna tras el equinoccio de primavera.
No
olvidemos que toda energía relacionada con los inicios de algo, es una energía
activa y muy poderosa para emprender acciones, retomar proyectos, activar aquello
que hasta ahora hemos relegado y sobre todo coger la iniciativa con voluntad
firme y sin dudas para comenzar a materializar nuestro espíritu en este
planeta.
La
poderosa energía de este momento va a facilitar que cualquier cosa que se
mantuviera dormida o en letargo, se active y coja forma. Esta fuerza es
considerada desde antaño como una fuerza vital de impulso de vida, es por ello
que los nacidos en estas fechas traen consigo una gran energía vital que puesta
al servicio y bien común, representa una gran inyección de motivación, pues eso
que los moviliza hacia la consecución del bien común, acaba reportándoles una
satisfacción inherente a su habitual estado de separación del resto, pues se
trata de una energía que actúa en solitario con el fin de mostrarse a sí misma
su propia capacidad interna, debido a que si la voluntad no nace de ellos
mismos, la acción y lo que ello acarrea carece de valor interior.
La
Luna Llena de este mes de abril, nos habla de la necesidad interna del
inconsciente colectivo de tomar el rumbo de su propia vida. Es una energía
sanadora de cualquier dominación ajena a nuestra voluntad interna, que ya
habiendo hecho un ejercicio de madurez, es capaz de decidir emanciparse de
aquello que hasta la fecha la hacía sentirse presa. Es el momento oportuno para
tomar la iniciativa de unirnos con todas las formas de vida planetaria, para
que esta cohesión y bien común se fortalezcan y enviar así una mensaje de
resonancia a nuestro planeta, transmitiéndole que somos uno con ella. Este
vínculo sagrado que nos va a mantener unidos de alma a la madre tierra, va a
ser a partir de ahora nuestra más clara evidencia de que la abundancia que nos
transfiere Gaia es inagotable, inalterable y eterna. Solamente tenemos que
vibrar con su capacidad de entrega y sentirnos abrazados a este hermoso
planeta.
Bienvenidos
a la Luna Rosa!!!
(pausa)
Comenzamos…
Nos
colocamos en nuestro espacio sagrado…
Cerramos
los ojos…
Relajamos
el cuerpo, comenzando por las extremidades, tronco y cabeza…
Respiramos
profundamente… tomando conciencia del viaje interior que vamos a iniciar…
Nos
conectamos con nuestro ritmo de respiración… y nos armonizamos con él…
sintiendo como con cada inspiración el aire primaveral penetra en todas
nuestras células…
Y con
cada exhalación liberamos toda la energía estancada de nuestro cuerpo…
Nos
tomamos nuestro tiempo, respirando rítmicamente…
(pequeña
pausa)
Visualizamos
como un haz de poderosa luz penetra en la tierra descendiendo desde nuestro
chakra corazón. El haz recorre todas las capas del interior, hasta que toca el
mismo centro… es entonces cuando un flujo amoroso y maternal, asciende por todo
nuestro cuerpo, provocando que nos sintamos abrazados y comunicados con la
misma Madre Tierra…
Envueltos
en este amoroso abrazo, continuamos respirando rítmicamente, ahora nuestro
latido se está armonizando con el latido del planeta…
Respiramos
al tiempo que unimos nuestros corazones, convirtiéndolos en un único latido…
El
flujo de la Madre Tierra nos envuelve, transportándonos a cualquier rincón de
todos los que ella contiene… sentimos alcanzar una montaña, huele a tierra
mojada…
(pausa)
De
repente entre el más absoluto silencio puede escucharse el crepitar de las
hojas secas, que parecen ser pisadas por alguien que se acerca. Prestamos
atención, cada vez está más cerca. Percibimos que nos hemos adentrado en un
profundo Bosque. Si miramos alrededor veremos cómo centenares de árboles de altos
y espigados troncos parecen llenarlo todo. Multitud de arbustos plagados de
flores y frutos acompañan nuestro camino. Poderosos rayos de sol, se filtran
entre el tupido techo de ramas y hojas que el Bosque ha creado como si quisiera
explicarnos que ese estallido vegetal, es en realidad un hogar. Una suave brisa
hace que se escuche un oleaje de hojas que si prestamos atención, podremos
hacernos consciente de que en los ramajes también hay numerosas aves, algunas
de colores vivos, de rápido vuelo y poco ruido, otras que graznan o piulan, así
como otras que en su condición de rapaces, permanecen muy quietas, para moverse
justo cuando hay una presa.
De
nuevo sentimos como ese crepitar de hojas está a tan sólo unos metros de donde
nos encontramos, nos giramos sobre nosotros mismos buscando a nuestro
acompañante. Para nuestra sorpresa un precioso caballo color canela relincha al
descubrirnos, parece que ha venido expresamente para que lo montemos. Subimos a
su grupa sin dudarlo, acariciamos su pelaje, suave y brillante, nos unimos al
alma del animal y sin más nos permitimos que nos conduzca a explorar el Bosque.
El equino nos lleva al trote, introduciéndonos por un sendero que se estrecha y
se vuelve pedregoso. Subimos la pendiente con alguna dificultad, ahora no es
suelo firme, sino un terreno inclinado que nos conduce a no se sabe qué lugar. Si
miramos hacia atrás podemos ver como estamos a una considerable altura. El
paisaje es espectacular. Conforme subimos por la ladera podemos percibir donde
empieza y dónde acaba El Bosque. Parece que en alguna zona se abre un claro por
el que fluye un río de cauce amplio. Nuestro caballo sigue adelante, confiamos
en que va a llevarnos allá donde nos guíen nuestros pasos. No vacilamos.
Seguimos adelante, disfrutando y deleitándonos con este paseo a caballo…
(pausa)
Hemos
alcanzado tal altura que no hay ya árboles que nos regalen sombraje. Rocas
escarpadas son el suelo por el que nosotros montados en nuestro caballo,
seguimos pisando. Algo llama nuestra atención, el caballo se detiene,
observamos con detenimiento la zona por la que surge ese suave aleteo. Se trata
de una impresionante águila, planea en el silencio de una delicada brisa de
aire, mientras el sol cae poderoso. Casi sin darnos cuenta el águila se dirige
hacia donde nos encontramos, nos quedamos impresionados al verla tan de cerca,
majestuosa y ligera, fuerte y sutil, anciana y mágica. Sobrevuela nuestras
cabezas, el caballo se siente contento por el encuentro con el águila, parece
como si ellos se entendieran en un lenguaje sin palabras. Nuestro caballo comienza
a seguir al águila, quien nos lleva desde la altura de la montaña por un camino
que queda a la espalda de la ladera por la que hemos subido. Conforme bajamos
aceleramos la marcha, las rocas se convierten en terreno, el águila nos sigue
indicando, el caballo acelera el paso y nos lleva galopando. Sentimos la
libertad en todos nuestros cuerpos. Nos dejamos inundar por el sol, el paisaje
y la vegetación. Observamos la cercanía del águila y como ahora se ha
convertido en nuestro guía.
Galopamos…
dejando que la brisa y los rayos nos envuelvan…
(pausa)
De
repente hemos alcanzado la zona más baja de la montaña, estamos en un extenso
prado, donde las flores silvestres lo cubren todo, dejando un colorido
alfombrado aromático. Nuestro caballo ahora va al trote, mientras continúa tras
el águila. Alcanzamos una zona húmeda que de nuevo es boscosa. Llegamos a un
río, a ese que divisamos en nuestro paseo. El águila revolotea sobre las aguas.
El caballo se detiene. Nos apeamos. Nos acercamos a la orilla. Al asomarnos
sobre las aguas cristalinas podemos vernos reflejados en ellas. Nos
sorprendemos. Las aguas nos devuelven la imagen de la Amazona que todos
llevamos dentro. Es nuestra guerrera, pero no de las que se defienden o van a
la guerra, es una guerrera de veras, de las que han adquirido el poder y la
fuerza de aventurarse a descubrir nuevas escenas, de las que se abanderan para
alcanzar aquello que todos esperan y que el temor les condiciona la empresa.
La
Amazona sonríe, se siente libre para ponerse en marcha y por vez primera,
iniciar aquello que siempre había deseado.
Sentimos
la poderosa fuerza de la Amazona, de la que libre, segura y decidida, va a
tomar las riendas de su vida y acompañada del poder del águila va a iniciar su
proyecto, sabiendo que es hoy el momento.
Subimos
de nuevo al caballo y gritando como una jinete que alienta al presente,
galopamos…
(pausa)
En
ese galope, de repente nos damos cuenta que otros caballos montados por otras
amazonas se unen a esta inercia. Cada vez somos más. Nos miramos entre
nosotras, nos reconocemos, nos entendemos, sabemos que nos une una forma de
caminar. La Amazona es una verdad interior que ha nacido en nosotros y que nos
va a aportar toda la fuerza de voluntad para caminar en post de nuestros
objetivos. Ella es dinámica, libre, arriesgada, lucha por lo que ama y ama con
voluntad de hierro. Ella su caballo y el águila forman un sólido equipo, pues
el águila es su visión y el caballo su vehículo y juntos cumplen una misión, la
de tomar la dirección siendo los primeros sin dejar espacio a ningún temor.
Sentimos
como la energía de la Amazona, el caballo y el águila nos dotan de esa
característica tan ariana, en consciencia de que es el momento de iniciar todo
lo nuevo y no posponerlo más…
(pausa)
Poco
a poco, es el momento de comenzar a
tomar conciencia de nuestro cuerpo…
Integrados
en la nueva vibración y conectados profundamente a Gaia, ya podemos de
regresar, lentamente, a nuestro ritmo…
Sentimos
las extremidades…El tronco y la cabeza…
Y poco apoco vamos abriendo los ojos…
Bienvenidos a la vida consciente y a la vida presente!!!
Texto y narración a cargo de Núria Gómez y Karme Millán
TEMPLE INANNA